Edad Contemporánea
El siglo XIX se inició en España con la Guerra de la Independencia en el año 1808, cuatro años más tarde se produjo la expulsión de los franceses de nuestro país y se promulgó la Constitución por parte de las Cortes de Cádiz, iniciándose un conflicto entre liberales y realistas que se extendería durante todo el siglo. En los años 1833 y 1834, durante la regencia de Espartero y estando Isabel II en el trono, se produjo una reorganización del territorio nacional en provincias y municipios que supuso la superación de la estructura territorial del Antiguo Régimen y la desaparición de las viejas jurisdicciones (merindades, corregimientos...). A esta reestructuración responde la unión en 1835 de Santa María y Argomilla en un solo ayuntamiento integrado en el partido judicial de Villacarriedo (desde 1822 estos dos pueblos habían estado separados en dos ayuntamientos, dentro del partido judicial de Ontaneda).
Aunque durante este período subsistían los métodos agrícolas y ganaderos tradicionales, a finales del s. XIX los ganaderos pasiegos importaron las primeras vacas frisonas con las que se inició la especialización lechera. Este sistema de ganadería intensiva supuso la extinción de la vaca autóctona, la adaptación del suelo para praderías y la privatización de los terrenos comunales que se parcelaron y en los que fue frecuente la construcción de cabañas de las que aún encontramos ejemplos. Testimonio de este auge de la ganadería fue sin duda la feria de ganado vacuno que se celebraba todos los 11, 22 y último día de cada mes en el robledal de Sarón, hoy conocido precisamente por este hecho como “El Ferial”.
Otra especie, esta vez botánica, que contribuyó a modificar el paisaje de nuestro Valle fue el eucalipto, procedente de Australia e introducido en nuestra región en el s.XIX. Su rápido crecimiento propició su plantación intensiva que, a pesar de sus fatales consecuencias para el terreno, fue demandada por la industria maderera (los eucaliptos del monte Carceña, por ejemplo, comenzaron a cultivarse desde la década de los 40 para abastecer a la fábrica de celulosa Sniace).
El reinado de Alfonso XII fue una época de estabilidad política que propició las mejoras en las comunicaciones y la industrialización. Se construyeron carreteras, como la Nacional La Coruña-Bilbao que supondría, por su estratégica situación en un cruce de carreteras, el impulso definitivo de un incipiente barrio de La Abadilla, Sarón, pronto el más importante centro económico y comercial del municipio.
Asimismo, de enorme importancia fue la construcción de líneas de ferrocarril, como la vía estrecha Ontaneda-Astillero, inaugurada en 1902, y con parada en dos pueblos del municipio, La Penilla y Sarón. Esta línea de ferrocarril tuvo gran incidencia en el valle, constaba de casi 35 Km. de longitud y en un principio fue diseñada para trasladar a los viajeros que buscaban descanso en los balnearios de Puente Viesgo, Ontaneda y Alceda. Sin embargo, no sería hasta la creación del llamado “tren mixto” que transportaba ganado, que su repercusión en el valle fuera significativa, pues fue entonces cuando las mencionadas ferias celebradas en Sarón cobraron gran importancia en la región. Con la llegada de la democracia se produjo una gran transformación social, la popularización del automóvil hizo que el uso del transporte público fuera en decadencia hasta que el 15 de noviembre de 1976 el tren Ontaneda-Astillero dio su último viaje.
En 1905 se produjo un hecho de especial trascendencia para el valle de Cayón, ya que en ese año se instaló en el pueblo de La Penilla la empresa láctea Nestlé. Los factores que determinaron la elección de este pueblo a pesar de la lejanía de los principales focos industriales fueron varios: el clima lluvioso, la posibilidad de crear en los alrededores una numerosa cabaña ganadera que abasteciera sus necesidades productivas, la proximidad del río, la presencia de una estación ferroviaria que aseguraba el transporte de productos y la posibilidad de obtener en la zona gran número de trabajadores.
La instalación de la Nestlé supuso una auténtica revolución en todos los aspectos, y no solo en el económico, condicionando la vida de muchas familias. Por ejemplo, la empresa dotaría al municipio de un nuevo ayuntamiento en el año 1929 (foto). Con la creación de la fábrica nació la figura del llamado “obrero mixto”, es decir, trabajador industrial que en su tiempo libre complementaba su salario manteniendo una explotación ganadera familiar. Este hecho propiciaría que los niveles de renta del municipio fueran de los más elevados de la región. Sin embargo, las restricciones a la producción lechera nacional que por excedencia impuso la entrada en la CEE en 1986, daría fin a esta situación de pluriempleo. Desde entonces, el número de explotaciones ganaderas ha descendido considerablemente aunque, debido a los avances tecnológicos han mejorado los métodos de ordeño y mantenimiento del ganado.
En los últimos años cobran importancia en el municipio el sector secundario y el terciario, representado especialmente en aquellos núcleos donde la población ha aumentado. Uno de estos núcleos es Sarón que, junto con La Penilla, ha experimentado un enorme crecimiento, convirtiéndose ambos en focos comerciales del municipio.
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