El origen del topónimo de La Abadilla deriva del diminutivo de vado, vadilla, paso estrecho referencia al existente entre el río Pisueña y su afluente el Suscuaja. La Abadilla sería una reconstrucción posterior de carácter popular
En el Libro Becerro de las Behetrías del año 1352 aparece La Abadilla como lugar perteneciente al obispado de Burgos y en el Apeo de las Asturias de Santillana de 1404 se menciona que era behetría de los Ceballos.
En el s. XVIII, junto con el maíz llegado de América, se sembraban en sus terrenos alubias, trigo, lino y fruta. Además, existía una plantación de robles que se explotaba para el Real Astillero. Asimismo, numerosos prados estaban dedicados al ganado, entre el que se encontraban vacas de vientre, novillas, machos mulares y bueyes.
El Diccionario Madoz de 1845 lo recoge como un pueblo perteneciente al ayuntamiento de Cayón, situado en la margen derecha del río Pisueña, con 51 casas, iglesia parroquial dedicada a San Esteban Protomártir y tres ermitas, San Antonio, San Agustín y San Francisco y San Lázaro. El terreno se define como productivo y de buena calidad.
Debe señalarse que Sarón es un barrio de La Abadilla cuyo crecimiento a lo largo del s. XX le ha convertido en el centro comercial y demográfico del valle.
En el pueblo de La Abadilla, en el año 1840 vivía el matrimonio formado por don Antonio Saro y doña Margarita Galbán. Este matrimonio era dueño de muchas fincas, de ermitas y eriales que cruzaban de norte a sur de la carretera Guarnizo-Villacarriedo. Aprovechando la situación estratégica de sus terrenos, su hijo Juan Antonio de Saro Galbán emprendió la construcción de un edificio destinado a la venta o parada, con cuadras accesorias y terrenos para el ganado.
Este hecho, propiciado por la construcción poco después de la carretera nacional 634, revalorizó la zona y provocó un aumento comercial y demográfico.
Don Juan Antonio Saro era un hombre muy fornido y de gran estatura, con poblada barba siempre portaba un bastón. Su aspecto le granjeó el apodo de “Sarón”, conociéndose la venta que había construido como “Venta Sarón”; de esta manera, poco a poco el apodo se extendió a todo el barrio y originó el actual topónimo.
A principios del s. XX con la instalación del ferrocarril Astillero-Ontaneda se fueron levantando más casas, posadas y fondas que atendían a la línea de la diligencia a Villacarriedo al tiempo que la actividad comercial iba creciendo con el establecimiento de la que, hasta la creación de la Feria Nacional de Ganados de Torrelavega, sería la principal feria ganadera de la región, celebrada los días once, veintidós y último de cada mes. De este modo, nacieron la panadería, la farmacia, la “Casa Lavín”, el banco, el Gran Casino, con salón de baile, el campo municipal de fútbol, la herrería, la barbería, la droguería, etc. En el año 1923 se fundó el Club Deportivo Cayón y poco después, en 1929, se construyó el mercado con apertura semanal.
En su corta historia, Sarón ha contado con muchos emprendedores. A la persona de su fundador, se unen otros como don José Luis Gómez García, director del Banco de Santander en esta localidad; don Leopoldo Gómez, que instaló la primera industria de sierra mecánica; don Leopoldo Gómez, su hijo, promotor y constructor de las primeras viviendas por pisos; don Eusebio Gómez García, que levantó a sus expensas el templo parroquial y creó una fundación cultural que aún hoy funciona, o don Antonio Lavín, dueño de la fábrica de ladrillos de La Tejera, constructor de El Casino e impulsor del Club Deportivo Cayón.